Después de más de una década de trayectoria, Bandalos Chinos decidió reinventarse. Su nuevo disco, Vándalos, marca un punto de inflexión: un giro estético, conceptual y sonoro que rompe con la trilogía anterior y abre la puerta a una etapa distinta. Con la producción de Fermín Ugarte y un show programado en el Movistar Arena para el próximo 14 de agosto, la banda se lanza a recorrer su presente con la misma energía lúdica de sus comienzos.
“Este disco se siente como una nueva etapa”, cuenta Goyo Degano. “Primero fue hacerlo por debajo de la superficie y ahora toca salir a mostrarlo. Me siento liviano y entusiasmado”. Iñaki Colombo agrega que muchas de las canciones venían gestándose desde hace años, pero que la grabación como tal comenzó en junio del año pasado y se extendió durante seis meses. “Es un disco que pide varias escuchas. No fuimos por lo primero que nos llamó, sino que tiene capas que fuimos dejando y que requieren profundizar en la escucha”.
El proceso fue deliberado desde el comienzo. Hubo charlas, ideas, referencias y un concepto general que sirvió como guía. “Había una necesidad de cambio. Desde el contexto, la forma de hacerlo, hasta el resultado”, dice Goyo. “Nos juntamos muchas veces solo a charlar, sin tocar una sola nota”. Esa etapa previa fue clave para definir un rumbo, dejar fuera lo que no encajaba y encarar el álbum con otro espíritu.
El regreso a ciertas texturas de los primeros discos no fue del todo consciente, aunque reconocen que Vándalos tiene una crudeza que lo acerca a esa etapa formativa. “Tiene más sintetizadores, mayor intensidad, es más bruto”, resume Iñaki en una entrevista con Fermín Santos. Goyo completa: “Era como volver a jugar y divertirnos en el estudio. Hay algo de esa vuelta a los inicios que nos llevó a sonar parecido, pero desde otro lugar”.
La incorporación de Fermín Ugarte como productor fue otro de los grandes motores del nuevo sonido. “Tiene una mirada distinta, un abordaje diferente, y eso nos trajo frescura”, dice Goyo. “Nos subimos a la Fermineta y le dimos el poder para marcar el ritmo”. La relación se volvió tan cercana que Ugarte ahora se suma a la gira como parte del equipo en escena. “Todavía no sabemos qué va a hacer, pero algo va a hacer”, bromea.
El equipo de producción se completó con Bernardo Ferrón (Telescopios) como ingeniero y asistente. “No nos casamos con la primera idea. Todo podía ser puesto en duda, rehacerse, repensarse. No perdió frescura, pero sí nos sacó de la fórmula que ya conocíamos”, dice Goyo.
En lo conceptual, Vándalos se propuso romper con la identidad anterior. “Queríamos hacer un Black Album, matar a la banda y jugar a ser otra completamente distinta”, señala Goyo. Entre las influencias sonoras aparecen nombres como LCD Soundsystem, Phoenix, Empire of the Sun, Talking Heads, y una actitud punk y cruda para encarar la composición.
El espíritu crítico también está presente en el disco. En “Mentira”, por ejemplo, se alude a los vicios de la industria musical. “Es una sátira sobre lo que es la escena, cómo todo se parece o se repite. Es una crítica a esa parte más fea de la industria”, explica Iñaki. “A veces hay que jugar el juego y tratar de permanecer hasta donde uno le parezca ético”, agrega Goyo.
Reinventarse después de tantos años no fue sencillo. Decidieron frenar la vorágine de shows y concentrarse en buscar inspiración en lo cotidiano. “Fue necesario mirar para adentro. Cumplimos quince años como banda y llegamos hasta este lugar, entonces es ver cómo queremos seguir”, dice Goyo. Iñaki lo resume así: “Para cambiar, primero hay que querer hacerlo”.
El próximo gran paso será el show en el Movistar Arena. “Se siente como un show consagratorio. Tocar en nuestra ciudad, para 15.000 personas, es un hito”, dice Goyo. La presentación de Vándalos será también una celebración de toda su carrera. “Vamos a repasar canciones de todos nuestros discos. Es llegar a un lugar importante y mirar hacia adelante”.