Desequilibrio, injusticia que emana desde la propia acción humana.
Privilegios heredados.
Presión, ensayo, error, comodidad, dejarse estar.
La cancha está maltratada por la lluvia,
la pelota pica mal, nos complica.
Destino torcido, trayectoria modificada.
Confundido, repleto de bronca,
las cosas salen mal.
Desfasajes perpetuos que marcan nuestras vidas.
Negado pasado, sagrado, solvente.
Delicioso, pretendido porvenir.
Disfrutar de aquello que quizás no merecemos.
Espejos lejanos, parecidos, rotos, partidos.
La angustia me segmenta el alma, me congela.
Me cuesta aceptar tanta tibieza social,
tantos matices.
Vidas distintas, llenas de anhelos por cumplir,
deambulando.
Horrorizado, repleto de temor.
Lastimado, harto de rencores.
No pude escupir toda la mierda que fermentaba en mi ser.
Aún me cuesta mucho disfrutar de estos viejos perfumes.
Permanencia latente, carente de médula.
Desfachatez estadista, territorial.
Raíces envenenadas por la codicia.
Poder, presencia efímera, marcando limites estúpidos.
Moral, historia, economía:
Nuevas armas de ataque,
disfrazada autodefensa.
Capacidad de tener,
dominar,
pretender ser.
Escurridizos sentimientos,
seguridades vanas, esculpido valor.
Cómplices que nos siguen sentenciando a morir.
La tierra nos muestra sus grietas.
Ombligo que nos sujetas en un tiempo oscuro,
extraño, añejo, rojo, gris.
Es hora de escapar de está trampa,
Combatir a la paralización cultural.
No me importan los enemigos,
no respeto a las teorías eficaces.
La tierra necesita ser curada,
solo nuestras manos humanas,
pueden cumplir ese cometido.
No es tiempo de efectividad.
Despojarnos será sano.
El universo nos exige caricias, mantos.
Sanar, crecer, Ser…
Único camino genuino.
Por Marcelo Martínez