Estados suspensivos

Porculturaypunto

Mar 21, 2025

Fernando Davis, curador de la muestra, describe el concepto de la exhibición que permanecerá abierta al público hasta el mes de julio 2025.

La poética de Martha Peluffo (Buenos Aires, 1931-1979) se mueve entre intuiciones sensibles de la materia, estados de intoxicación de la imagen y tramitaciones oníricas de la forma. Su derrotero artístico experimental se inicia en la década del cincuenta con un cuerpo de obras inscripto en las diversas búsquedas de la pintura abstracta, entre las exploraciones «líricas» de la mancha y el gesto y los planteos informalistas, al tiempo que se interesa en el surrealismo en tanto «actitud» e «intento de una forma de vida».

En 1967 Peluffo comienza a trabajar con fotografías proyectadas como método que sistematiza en la realización de una serie de autorretratos de factura pop. La mediación del dispositivo fotográfico, para la artista, introduce una distancia que suspende la estabilidad de la propia imagen y provoca su extrañamiento en el registro extemporáneo de la pose y del gesto multiplicados. A contramano de las políticas de la mirada organizadas por los medios masivos, sobre cuyos efectos en la percepción escribe en esos años, Peluffo recurre a la fotografía como un medio para ”reinterpretar la realidad y exponer una imagen fácilmente reconocible, que resulta a su vez surreal e irreal», búsqueda que la artista persigue, asimismo, en las experiencias con ácido lisérgico que lleva a cabo el mismo año en que inicia los autorretratos.

Es posible seguir la trayectoria de Peluffo en las formas de imaginación queer que la vanguardia moviliza en esos años. En un contexto atravesado por modulaciones de la subjetividad, el cuerpo y la sexualidad administradas por las tecnologías de representación de la industria cultural, pero asimismo por las formas de experimentación política y sensible agitadas por los movimientos contraculturales, los feminismos y los grupos de liberación sexual, Peluffo hace de la imagen reiterada de su cuerpo el territorio de intersección de procesos de subjetivación tecnopoliticos y formas de imaginación rebelde. En la secuencia de desplazamientos y torsiones de la imagen que la artista ensaya a partir de sus series de autorretratos y en los estallidos y crispaciones de la materia inflamada en sus pinturas abstractas e informalistas, la obra de Peluffo construye estados suspensivos que perforan los órdenes sensibles estabilizados, territorios oscilantes.

Pasajes hacia otros mundos y tiempos, desbordamientos de la imaginación asediada por reservorios de gestos. En un poema de 1955 había escrito «arrastro constelaciones absurdas».

Colección Amalita, Olga Cossettini 141, Puerto Madero.

Por Graciela Smith

Fuente: Revista Magenta

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